“¡De mayor quiero ser astrofísica!”

Cuando el Falcon Heavy despegó hacia Marte, Ada Berdonés se quedó muy impresionada y con tan solo 8 años decidió que de mayor quería ser astrofísica para poder hablar todo el rato de lo que más le gusta: el espacio. “A veces me dicen que no puedo por ser chica, pero yo les digo que cada uno es lo que quiere”.


La vocación de Ada no es casualidad, sus padres se dedican a la robótica y le pusieron su nombre en honor a Ada Lovelace, la primera programadora de la historia. Ella tiene la suerte de tener en su propia casa los referentes que escasean en la sociedad y los medios de comunicación.

Las mujeres también pueden ser científicas


“Faltan referentes de mujeres científicas, si no tienes un modelo no lo puedes imitar”, señala a Efe la investigadora Verónica Fernández, científica titular del CSIC, que esta semana ha participado en un campamento de matemáticas, robótica e ingenio para niñas organizado por Smartick en Madrid, en el que participaba Ada junto a una treintena de niñas de 6 a 10 años.

Niñas en uno de los talleres del campamento de matemáticas, robótica e ingenio organizado por Smartick/EFE


Todas coinciden en que la robótica es su asignatura favorita, en la que aprenden electrónica, diseño e impresión 3D, aplicaciones y robótica creativa; pero también se entregan con pasión a la demostración de experimentos de Verónica, que les enseña a través del juego conceptos complejos como la presión atmosférica o cómo funciona una prensa hidráulica.


Todas las niñas participantes conocen a Sheldon Cooper, el excéntrico científico de la serie “The Big Ban Theory” -que incluyó en su tercera temporada a personajes femeninos-: “Las mujeres también podemos ser científicas” les advierte la investigadora del departamento de Criptografía y Seguridad de la Información del CSIC.

“¡Y además guapa!”


Ella misma ha tenido que enfrentarse a lo largo de su carrera con el comentario “¡y además guapa!” cuando mencionaba su profesión, por eso cree que es importante “cambiar el chip” y no cerrar puertas a las niñas sobre aquello que les puede motivar.


En el campo de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas -conocidas como materias STEM, por sus siglas en inglés- apenas un 28 por ciento mujeres y sólo representan el 35 % de los matriculados en carreras universitarias, según la Unesco.

“Los niños tienen más contacto con las carreras técnicas desde el principio, porque sus juegos son de construcción y de experimentar”, señala la investigadora, que tiene una niña de 7 y un niño de 4 y se sorprende como su hijo ya atribuye lo “aburrido” a “juegos de niña”.


Cuando estudió la carrera había más hombres que mujeres, pero cree que ahora la situación es incluso peor, se está produciendo “una vuelta a atrás” y existe una “presión mayor” sobre cómo y a qué se debe dedicar una mujer.


Sánchez participaba en el campamento como mentora de “Inspiring Girls”, una iniciativa creada en Reino Unido por la abogada española Miriam Gonzalez Durántez -conocida por ser la mujer del exviceprimer ministro Nick Clegg- y que tiene por objetivo aumentar la autoestima y ambición profesional de niñas en edad escolar.


Se inscribió en el proyecto tras una experiencia “muy productiva” con alumnas de secundaria a la que habló sobre su trayectoria como científica: “El objetivo es que las chicas se den cuenta de que es falso que no puede elegir este tipo de profesiones porque son difíciles. Lo podéis conseguir, yo lo he conseguido”. EFE

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