La que antaño fuera la capital de Menorca, a día de hoy sigue siendo la población de la isla con mayor número de habitantes, y quizá la que conserve mayor encanto. El casco viejo y las pequeñas y antiguas callejas medievales contrastan con las obras de nueva construcción —muy bien integradas— y la enorme cantidad de comercios y locales enfocados al turismo, la actividad que mayor repercusión económica tiene tanto en esta pequeña ciudad del litoral menorquín como en el resto de la isla.
Sin lugar a dudas, el lugar más emblemático de la Citadella es su puerto natural, plagado de bares y terrazas donde podrás deleitarte tanto con las especialidades gastronómicas de la región como con comida rápida para llevar y comer paseando. Te aconsejamos que, aunque visites el puerto de día, no dejes pasar la oportunidad de verlo por la noche, ya que la iluminación proveniente tanto de las farolas del paseo como de la Catedral le otorgan un aspecto de ensueño.
Y ya que la hemos nombrado, hablemos un poco de la Catedral de Santa María, el edificio histórico más popular de la localidad. Construida entre los siglos XIII y XIV, esta edificación de estilo gótico-catalán con fachada neoclásica ha sufrido numerosas variaciones a lo largo de sus muchos años de vida, sobre todo debido al ataque turco de 1926 y al saqueo que sufrió durante la Guerra Civil. A mediados de los años 80, las labores de restauración —tanto exteriores como interiores— le devolvieron el espléndido aspecto con el que puede observarse en la actualidad.
Otro de los edificios con más solera de la Ciutadella es el Mercat des Peix, un mercado donde, además de pescado y marisco fresco, pueden comprarse carne y otras delicias gastronómicas típicas. Te aconsejamos que, si lo visitas durante el periodo estival, vayas lo más temprano posible, puesto que el mejor pescado suele estar destinado a los restaurantes de la ciudad.
Un poco más alejada del centro —en la carretera hacia Mahón— se encuentra una de las edificaciones más carismáticas de la cultura Talayótica menorquina, la Naveta Des Tudons. Se trata de un monumento funerario colectivo construido con piedras encajadas. Aunque muchos quedan decepcionados al verlo —es cierto que no es mucho más que una aglomeración de piedras apiladas—, merece la pena visitarlo solo por la fecha en la que fue construido: en torno al año 1.000 a.C., lo que lo convierte en la edificación europea más antigua.
La Ciutadella cuenta con tres faros: el de Artrutx, el de Punta Nati y el de Sa Farola. Este último quizá sea el más visitado, ya que es el más próximo al centro de la ciudad. Con más de 150 años de antigüedad, este faro está situado al comienzo del puerto, por lo que podrás acceder a él sin problemas. Sin embargo, si lo que deseas es ver una puesta de sol inolvidable te aconsejamos que saques algo de tiempo para acercarte hasta el faro de Punta Nati —puedes llegar en coche ( Alquiler de coche en Menorca ) o en bicicleta.