La angustia y el estres que muchas veces generan las ciudades nos obliga a recuperar nuestro contacto con la naturaleza. Despertarse por la mañana escuchando los pájaros, y ver árboles salvajes mientras una brisa de las montañas se introduce por la ventana, son sensaciones que agradablemente inundan, nos relajan y nos reconfortan.
Además, muchos de ellos cuentan con profesionales, terapeutas especializados, provocando que la estancia sea más intensa, si cabe, haciendo un homenaje al placer y a la tranquilidad. Coches. Movimiento. Exceso de personas.
Además de todo esto, los beneficios que conllevan para la salud este tipo de instalaciones expertas en seducir los sentidos y provocar éxtasis en nuestra visa, oído, y tacto, están altamente comprobados. El ser humano necesita romper con todo su mundo en momentos idóneos, ya que el descanso y la relajación son parte vital de una vida completa.