La frecuencia de lavado del cabello siempre ha sido un tema que ha dado para muchas dudas y opiniones, ya que crecimos pensando que la higiene diaria es fundamental en nuestras vidas para luego descubrir que algunos expertos empezaban a afirmar que un lavado del cabello diario podría estropearlo y secarlo en exceso. Las opiniones han sido variopintas y hemos pasado por muchas modas al respecto, pero al fin la ciencia ha hablado sobre este tema.
El funcionamiento del cabello y cómo se ensucia
Nuestro cuero cabelludo genera ciertos aceites y grasas de manera natural para hidratar el cabello tal y como lo necesita, así que cuando salimos de la ducha se inicia este proceso de adecuación natural y el pelo se va volviendo más brillante, oscuro y graso durante un par de días. Esto no es malo, ya que aporta al cabello la humedad que necesita para mantenerse sano y le proporciona una hidratación vital para su crecimiento.
Todos nosotros tenemos estas glándulas que producen sebo de manera natural y que se encuentran junto a las raíces del pelo, en la piel. Los canales de las glándulas sebáceas conducen al folículo piloso, de manera que el aceite sale de la piel y llega al cuero cabelludo: por eso tu pelo se pone graso primero en la raíz y se seca antes en las puntas.
Cuándo debemos lavar el pelo para no dejarlo desprotegido
Sabido el funcionamiento natural de estas hormonas y la frecuencia con la que se produce el sebo en el cabello podremos tomar ciertas determinaciones, eso sí, respetando siempre que el pelo necesita de esa hidratación natural.
Aunque cada cabello es diferente y la frecuencia con la que se debe lavar puede variar un poco de ciertos tipos de pelo a otros lo que debemos descartar en primer lugar es el lavado diario. Si se utilizan productos de limpieza en exceso se creará un círculo vicioso, y es que según los expertos estamos invitando a las glándulas a producir grasa más rápidamente para evitar que nuestro pelo se seque con tanto lavado.
Otro dato a tener en cuenta muy importante será el tipo de piel de cada persona, ya que ciertos champús pueden ser bastante agresivos y además de quitar la hidratación natural al pelo pueden ocasionar daños en el cuero cabelludo, irritaciones o producir reacciones como la caspa.
Para mantener el equilibrio entre la sabia biología que ofrece a nuestro cabello los elementos naturales que necesita y una limpieza e higiene adecuada la norma general será lavar el pelo con una frecuencia aproximada de unos 2 veces por semana. Si estamos hablando de cabellos con una tendencia muy grasa o personas que en algunas ocasiones se ensucian más concienzudamente por su trabajo o por practicar mucho deporte y sudar, se puede ampliar a 3 lavados semanales.
La textura del pelo también determinará el comportamiento de los lavados, ya que el pelo fino será más delicado y el pelo grueso o rizado tardará más duro a la hora de impregnarse de sebo, por lo que en este segundo caso se debe lavar con menos frecuencia o con productos más suaves.