Un estudio de la OCU alerta de que el 25 % de los españoles son adictos al móvil y, según el experto en adicciones Miguel Perelló, su accesibilidad, rapidez de conexión, las experiencias que plantea, el escape temporal de las tensiones que ofrece o el estatus social que simbolizan, hace de las nuevas tecnologías “la droga más adictiva”.
En declaraciones a EFE, el psicólogo clínico asegura que las adicciones a los dispositivos móviles se caracterizan “por comportamientos compulsivos” y por “la ansiedad que produce si no se tiene acceso a ellos” e incluso en algunos casos los adictos “se vuelven irritables y con estallidos de ira y de violencia”.
Para estos pacientes, propone terapias más estrictas “de desconexión total o acceso limitado y muy controlado” aunque, en general, sugiere “tener el móvil metido en un cajón y solo mirarlo por la mañana, a mediodía y por la noche, como tomar una pastilla”.
Deja tu dispositivo en casa
“Las vacaciones son una desconexión de aquellas obligaciones, responsabilidades y hábitos diarios y están para desconectar, incluidas las nuevas tecnologías”, apunta el especialista, que recomienda que al ir a la playa o al monte “se deje el móvil y la tabletas en casa”.
Perelló incide en que hay que distinguir entre los que utilizan las nuevas tecnologías para acceder a una adicción como el sexo, de los “adictos puros a las nuevas tecnologías”, una adicción enmarcada en el grupo de las “no tóxicas” y que supone estar enganchados a “juegos, visita a webs, y especialmente a Youtube o redes sociales”.
Cuando por primera vez en España una empresa ha reconocido el derecho de los trabajadores a la desconexión digital, el experto admite que hay quienes necesitan los dispositivos móviles para su trabajo y que estos son los adictos “más difíciles porque no pueden dejar de tener contacto con la vía adictiva, la tecnología”.
Para aquellos que sin llegar a la adicción, deban gestionar el uso de las tecnologías en el trabajo, recomienda “hacer descansos e incluso, apagar el móvil cuando concluye la jornada laboral”.
Es el caso del directivo de la multinacional danesa Denver Electrónic Jesús Moreno, que confiesa a EFE que durante el día puede recibir cientos de correos electrónicos y wasap pero solo responde “los verdaderamente urgentes” y para el resto, hace una consulta durante el almuerzo, a mediodía y al finalizar su jornada laboral.
Degenerar en un problema
“Hay que saber gestionar el uso de las tecnologías en cargos de responsabilidad porque el estrés que te genera te puede sobrepasar y degenerar en un problema”, apunta.
Como ayuda para esta desconexión, Perelló apuesta por el yoga o la meditación, unas prácticas “buenísimas para toma conciencia del momento y del presente” y centrarse en uno mismo frente a ver “lo que pasa a tu alrededor a lo que te invitan las nuevas tecnologías”.
De eso sabe mucho Toni Escorihuela, que lleva más de dos décadas impartiendo clases de yoga.
Sus alumnos reconocen que hacen yoga por dolor de espalda, estrés o ansiedad y aunque no hablan de dependencia con móviles o tabletas, admiten que sus males “se identifican con lo que hacen en su vida”, donde los dispositivos están presentes. Según dicen, el yoga les hace “tomarse las cosas con más calma y gestionar mejor ese estrés”.
Escorihuela expone que es la “insatisfacción” por querer sentirse “especial, tener y desear” la que “impulsa a dirigir la atención a las noticias, las redes sociales e internet”.
“Nos sentimos incompletos y queremos llenar ese vacío con cosas externas. Antes eran coche, piso, moto y pareja y ahora las redes sociales y la tecnología”, argumenta y concluye: “El yoga nos permite ser conscientes de nuestras verdaderas necesidades y cortar con la espiral de desear cada vez más”.
Justo lo que se necesita para desconectar del estrés diario y recargar pilas en vacaciones.
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