La frase que sirve de título a este artículo ha sido utilizada casi como un refrán por muchas personas. A continuación intentaremos confirmar, o desmentir, esta afirmación basándonos tanto en conclusiones científicas como en tratados de psicología para intentar encontrar una respuesta a esta pregunta.
Opinión de la ciencia sobre la importancia de la mirada en el ser humano
Hace algunos años la revista Science publicó que la respuesta a la pregunta arriba formulada era afirmativa. Looser y Wheatley, psicóloga y neurocientífica social respectivamente, de la universidad de Dartmouth llevaron a cabo el siguiente estudio.
Tras seleccionar a varios estudiantes les sometieron a dos pruebas. En la primera tenían que distinguir si la cara que tenían en la fotografía que se les facilitó pertenecía, o no, a un humano. En la segunda, llevada a cabo algún tiempo después, tenían que decidir si esa cara transmitía, o no, la capacidad del pensamiento.
El uso de muñecos, alterados por un programa informático, les permitió llegar a conclusiones más que definitivas. Todos los encuestados justificaban la existencia de un cerebro pensante o de un rostro perteneciente a un humano gracias a los ojos. Es decir, la mirada es, posiblemente, el mejor indicador del estado interior de la mente de cualquier persona.
Estudios más recientes, realizados por la Universidad de Amsterdam, se basan en la dilatación de las pupilas para comprobar si una persona miente o no. Sus conclusiones son sorprendentes. Cuando respondemos “no” a una pregunta se nos dilatan las pupilas de forma considerable pero si respondemos “sí” cuando queremos decir “no” la dilatación es máxima.
Estos estudios confirman, por lo tanto, que nuestros ojos reaccionan de forma automática a ciertos estímulos y que nadie podría controlar, de forma deliberada, este tipo de reacciones.
La psicología y sus conclusiones sobre la mirada en el ser humano.
El análisis gestual es una de las disciplinas más en boga en estos últimos tiempos. Sin escuchar a una persona podemos deducir si miente, si está nervioso, si quiere marcharse y varios supuestos más. En todos los casos la mirada es fundamental. No mirar a alguien fijamente a los ojos es sinónimo de que esa persona o quiere dejar de hablar con la otra o está mintiendo.
Y lo mismo ocurre cuando alguien está deprimido. En todos los casos estas personas miran al suelo directamente para evitar enfrentarse con la realidad que tienen delante. Analizando la mirada podemos inferir si alguien siente odio, alegría, tristeza, irritación, nerviosismo o calma. De hecho, la mayoría de psicólogos se basan en la mirada de sus pacientes para deducir aquello que el cuerpo es incapaz de transmitir.
El paganismo y la importancia de la mirada.
La religión pagana siempre ha creído en el poder de la mirada. El famoso mal de ojo es un hechizo que alguien podría lanzar contra cualquier persona para desearle el mal a su enemigo. No en vano, recursos como el ojo turco siguen siendo vendidos a diario para “protegerse” de males indeterminados que parecen acechar, desde tiempos inmemoriales, a los animales racionales que nunca hemos dejado de ser.
El dibujo y la mirada, binomio inseparable.
Decía Forges, el genial dibujante, que siempre dibuja a sus personajes con gafas porque “dibujar los ojos es lo más complicado”. No le falta razón. Cualquier dibujo de una persona o animal transmite un sentimiento gracias a la mirada. Los dibujos animados pueden ser un buen ejemplo de lo que venimos exponiendo. La hilaridad proviene, en un alto porcentaje de las ocasiones, no solo de las situaciones que se nos narran sino de la propia mirada de cada personaje que nos provoca risa u otro sentimiento.
Conclusión:
La mayoría de los refranes tienen su base en la cultura popular y suele resultar complicado demostrar su validez. Sin embargo, esta es la excepción que confirma la regla. Si a nivel científico, psicológico y pragmático se ha comprobado que los ojos son la ventana del alma es porque estamos ante una innegable afirmación que esperamos haber confirmado con las explicaciones arriba expuestas. Y si estas pruebas no son concluyentes para usted solo tiene que pensar en cómo adivina el estado de ánimo de cualquier persona sin que le hable. Quizás ahora concluya que la respuesta al título de este artículo es totalmente afirmativa.