El masaje facial es una estupenda técnica de relajación para el cuerpo y la mente. Se suele acompañar de cremas, aceites o productos de belleza y se realiza en el rostro y el cuello, aunque a veces también incluye la nuca y los hombros. Las manos o cualquier aparato que se utilice para realizarlos relajan los músculos de la zona, activa la circulación y, como complemento, mejora el cutis y reduce el estrés. Después de todo esto no te costará entender que se trata de un tratamiento eficaz para luchar de forma efectiva contra el insomnio.
¿Cómo se realiza un buen masaje facial?
Un buen masaje facial tiene también su técnica, como cualquier otro tipo de masaje. Por un lado hay que hacer movimientos para estimular la circulación de la zona, con el objetivo de favorecer el transporte del oxígeno y los nutrientes por el rostro. Así la piel de la cara aparecerá más tersa, sana, con aspecto rejuvenecido. Si, además, aplicamos productos de belleza, ayudaremos a su absorción.
Pero también hay que realizar movimientos relajantes, que son aquellos que quitan tensión a los músculos de la cara. De esta manera, veremos suavizarse las posibles arrugas y el relax se trasladará al resto del cuerpo gracias al bienestar que nos provoca.
El masaje facial, además de rejuvenecer, ayuda a mejorar la salud del cutis, y nos aporta un estado de ánimo placentero. El motivo es que la sensación de bienestar contribuye al equilibrio mental y físico.
El masaje facial para combatir el insomnio
Es necesario saber encontrar un momento para dedicarlo a relajar nuestra mente y nuestro cuerpo. Nuestro modo de vida nos provoca mucha tensión y hace que, en ocasiones, sea difícil dedicarnos tiempo a nosotros mismos y a nuestro bienestar. A veces, este estado lo trasladamos a la noche y no conseguimos relajarnos lo suficiente para conciliar el sueño y procurarnos un descanso reparador. El masaje, en cualquiera de sus versiones, es una buena herramienta para ayudar a combatir los problemas de sueño. Incluir un masaje facial en nuestra rutina antes de ir a la cama, comportará muchos beneficios en este sentido. La clave está en que ayudaremos a reducir el nivel de cortisol, causante de nuestros problemas de estrés y un enemigo a combatir a la hora de dormir bien.
Para realizarnos un masaje facial a nosotros mismos, lo adecuado es tumbarnos sobre el lecho y cubrir nuestros ojos con un pañuelo, una tela, un antifaz… algo de tacto suave. Trabajaremos para dejar la mente en blanco y nos concentraremos en nuestra respiración. A partir de ahí, hay que seguir los siguientes pasos:
- Masajear las sienes con el dedo índice de cada mano, además de la frente. Todo ello a ritmo pausado y durante medio minuto.
- Colocar la palma abierta de la mano sobre la frente y dejarla en contacto durante unos 10 segundos.
- Repetir entre 3 y 4 veces estos dos pasos.
- Masajear en círculo, con los nudillos de los dedos índice y corazón, ambos lados de la cabeza: desde la zona occipital hasta el cráneo, justo a la altura de la nuca. Lo interesante en recorrer varios puntos de la cabeza produciendo bienestar en todo ellos.
- Dedicaremos un par de minutos a la relajación final, antes de dormir.
Si lo hacemos bien, comprobaremos que el efecto es real sobre la calidad de nuestro descanso. No obstante hay que acompañar esta práctica de una serie de recomendaciones que nos ayudarán a dormir mejor. Por ejemplo, airear bien la habitación durante el día, utilizar un buen colchón, somier y almohada que lo favorezcan y, en la medida de lo posible, dejar las preocupaciones fuera del dormitorio por unas horas.
Algunas recomendaciones
El masaje facial también puede complementarse con algunos aparatos eléctricos o de tipo mecánico, pero no son aconsejables si lo realizamos justo antes de dormir. El masaje facial manual tiene el valor del contacto humano, que proporciona una mayor beneficio psicológico y emocional y ello nos ayudará a obtener mejores resultados contra el insomnio.
Por otro lado, es importante prescindir del masaje facial si presentamos fiebre o enfermedades, así como heridas recientes, hematomas o cicatrices recientes. Tampoco es aconsejable si la zona tiene algún tumor o quiste, pues deberíamos antes consultar su conveniencia con nuestro médico. Y si padecemos acné profundo o grave, también es mejor dejarnos asesorar por el dermatólogo.
Si no te encuentras en ninguno de estos supuestos, aprovecha todo el potencial del masaje facial para combatir tus problemas de sueño. Te ayudará a relajarte, mejorará tu aspecto exterior, te rejuvenecerá y, lo más importante, dormirás mucho mejor.