Esta actividad constituye “la punta del iceberg” del proyecto educativo de la compañía, ha explicado a Efe la responsable de proyectos educativos de BQ, Sara Alvarellos, y se basa en la “filosofía STEAM”, siglas en inglés de la combinación de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas.
Por ello, este campus tecnológico trabaja con “una metodología de aprendizaje basada en proyectos en los que damos mucha importancia a todas estas áreas, pero siempre de manera equilibrada“.
Los instructores que trabajan en este campamento “ayudan a los chavales a desarrollar sus habilidades, al tiempo que les facilitan los conocimientos necesarios para hacer realidad sus propios inventos“, ha indicado Alvarellos.
Aprender robótica y diseño
De esta forma, aprenden entre otras cosas a identificar los fenómenos físicos a los que se están enfrentando, así como a elegir los componentes electrónicos adecuados para terminar con éxito sus creaciones, sin olvidar que “el proyecto al final tenga cualidades artísticas, sea bonito y esté bien compuesto“.
Entre los trabajos de este año, los alumnos tendrán que construir un “robot aventurero“, para trabajar distintos conceptos relacionados con el diseño, la electrónica y la impresión 3D.
Éste y otros proyectos relacionados con la programación y la robótica están enfocados a fomentar la creatividad de los niños puesto que, según ha asegurado a Efe el director del departamento de educación de BQ, Alberto Valero, esta virtud “es la que a lo largo de toda la historia ha guiado el rumbo de la sociedad“.
La idea es que “los niños con ideas se conviertan en adultos capaces de llevar a cabo esas ideas” pues, si aprenden a materializarlas “se convertirán en futuros emprendedores, en los creadores de empresas que aporten innovación y fabriquen nuevos productos“, ha defendido.
El “saber hacer” de la compañía
En ese sentido, el campus de BQ aporta una enseñanza “importante, que es el ‘saber hacer’, el capacitarse para elaborar cosas nuevas” un proceso que en esta compañía española “conocemos bien, igual que las dificultades para confeccionar esos productos“.
Valero ha detallado que “sabemos fabricar pero también sabemos lo que no hemos sido capaces de hacer nosotros y hemos tenido que ir a buscar a China, que es casi lo más importante“.
A esta experiencia hay que sumar el “conocimiento vastísimo” en pedagogía que existe en el departamento de educación de la empresa en lo relativo al trabajo con niños y el manejo y resolución de problemas, lo que asegura “una unión casi perfecta” de empresa y educación.
El año pasado BQ contó con un total de 120 alumnos en estos campus, en sus ediciones de verano y Navidad, a los que hay que sumar un formato similar que se desarrolla a lo largo del año y que ha acogido a otros 75 chavales. Efefuturo
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