El Mediterráneo, durante generaciones, ha dejado a sus orillas una gran diversidad de platos y una variedad gastronómica que ha hecho de la dieta mediterránea garantía de salud y disfrute para el paladar.
De Menorca no podríamos esperar menos, es más, esta isla bajo la influencia de diversas culturas ha ido incorporado a su acervo gastronómico las costumbres del que la habitaba haciéndola rica en su historia y gastronomía.
Menorca nos ofrece distintas rutas por las que degustar sus sabores, sus tradiciones, sus productos frescos y sus costumbres. No sólo pararemos en el famoso queso de Mahón ni en la conocidísima Mahonesa que debe su nombre a esta ciudad, tampoco en la popular caldereta de langosta. Menorca está ahí para brindarnos su gastronomía y sus rutas son mucho más completas y largas para que nos aventuremos entre sus sabores y texturas.
El queso de denominación de origen Mahón-Menorca tiene un origen ancestral. Ya romanos y cartagineses lo degustaban. Los árabes eran conocedores de sus pastos y su buena ganadería que da lugar a un queso de vaca de tipo tierno, semicurado y curado. Todas sus variedades son sabrosas y por tanto dignas de ser saboreadas. Al semicurado acompañado de mermelada se le conoce como Jaleo y es un tipo de queso al que acompañar con uno de sus vinos tintos más jóvenes. Conforme el queso se va curando lo acompañaremos de un vino con más cuerpo.
Durante el dominio inglés de la isla en el siglo XVIII, el queso se exportó con el nombre de queso Mahón y su comercio se impulsó notablemente. Por otro lado se importó una costumbre muy inglesa: el destilado y como no, la elaboración de ginebra. De este modo, no se podría continuar una ruta gastronómica menorquina sin pasar por las destilerías Xoriguer, también en Mahón. Y es que el Gin Xoriguer es elaborado de forma tradicional y artesanal siguiendo las recetas que dejaron los ingleses en la isla.
Alquila un coche en Menorca y disfruta de su gastronomia. Menorca ofrece una ruta de vinos igualmente amplia. Podemos visitar en Mahón la bodega familiar Sa Fornana y ya en Ciudadela es visita indispensable ir a su bodega Binitord. Otras bodegas a destacar son la bodega Binifadet y su vino espumoso o la de L’Hort de San Patrici, donde podremos acompañar con queso nuestra cata de vinos. Y como no, también podemos dejarnos caer por las bodegas más famosas de la isla, las Bodegas Menorquinas.
Y por supuesto, no podemos abandonar la isla sin probar sus platos tradicionales, basados en la cocina de los payeses o campesinos. Estos guisos se sirven de los productos que la tierra y el mar proporcionan, son de tipo rural y tradicional. El más conocido es la caldereta de langosta, pero también podemos encontrar la sopa oliaigua u oliaigo, la berenjena rellena a la Menorquina o el guiso de perdiz con col.
En definitiva, las rutas gastronómicas menorquinas están abiertas a todos aquellos dispuestos a vivirlas y disfrutarlas, la variedad es amplia y la visita obligada si lo que deseas es saborear Menorca.